Michelle Bachelet, candidata de Chile a Secretaría General

Michelle Bachelet, candidata de Chile a Secretaría General


El presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció el 23 de septiembre en la Asamblea General de la ONU que su país presentará a Michelle Bachelet como candidata a la Secretaría General, en reemplazo de António Guterres a partir de 2027.

Chile apuesta por Michelle Bachelet en la ONU

El anuncio fue realizado por Boric en Nueva York, ante los 193 Estados miembros de Naciones Unidas. El mandatario expresó que “es para mí un tremendo honor anunciar que Chile nominará a nuestra expresidenta Michelle Bachelet como candidata a Secretaría General de Naciones Unidas”.

En su intervención, destacó que Bachelet es “una mujer profundamente coherente con los valores” del organismo y subrayó que “representa una figura capaz de tender puentes en tiempos de fragmentación y desconfianza”.

El presidente chileno afirmó su convicción de que Bachelet “puede contribuir de manera decisiva a hacer de Naciones Unidas, una vez más, un espacio de encuentro, de soluciones y de esperanza activa para el mundo entero”.

Una candidatura histórica para la región

Bachelet, de 73 años, ha tenido una carrera internacional marcada por su paso como directora ejecutiva de ONU Mujeres (2010-2013) y como Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2018-2022).

Al conocer su nominación, la exmandataria declaró que “es un honor ser candidata a secretaria general de un organismo que conozco muy bien”.

Agregó además que “sin duda creo que Naciones Unidas ha jugado y va a seguir jugando un rol fundamental en un mundo de paz, un mundo donde todos vamos a tener una vida mejor, así que mi compromiso es ese”.

Contexto de la elección en la ONU

El cargo de Secretario General se renueva cada cinco años, y António Guterres dejará el puesto el 31 de diciembre de 2026. De ser elegida, Bachelet sería la primera mujer en ocupar la Secretaría General en 80 años de historia y la segunda persona latinoamericana, después del peruano Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991).

La postulación de Bachelet responde a una práctica de rotación geográfica informal que este ciclo favorece a América Latina y el Caribe. Además, existe una fuerte presión internacional por que la ONU tenga a una mujer al frente.

En 2016, durante la elección de Guterres, el nombre de Bachelet circuló en medios y círculos diplomáticos, pero nunca presentó una candidatura formal. Esta es la primera vez que Chile impulsa oficialmente su nombre.

El proceso que enfrentará Bachelet

La elección del Secretario General combina negociaciones diplomáticas, votaciones internas y equilibrios geopolíticos.

Primero, los Estados miembros presentan candidatos mediante cartas oficiales. Luego, los postulantes participan en audiencias públicas ante la Asamblea General para exponer su visión y responder preguntas.

Posteriormente, el Consejo de Seguridad evalúa las candidaturas en sesiones privadas y realiza votaciones informales conocidas como straw polls. Los cinco miembros permanentes —Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia— tienen poder de veto, lo que convierte este paso en el mayor desafío.

Finalmente, el Consejo recomienda un nombre a la Asamblea General, que lo aprueba por mayoría simple (97 votos de 193). Aunque la votación es formal, en la práctica la decisión del Consejo de Seguridad suele ser determinante.

Desafíos y competidores de Michelle Bachelet

Bachelet deberá superar eventuales vetos, especialmente por su historial en derechos humanos, como el informe de 2022 sobre abusos en China cuando era Alta Comisionada.

Además, competirá con otras figuras latinoamericanas. Entre los nombres mencionados están Alicia Bárcena (México), actual canciller, y Mia Mottley (Barbados), primera ministra reconocida por su liderazgo climático.

El proceso se extenderá hasta mediados de 2026, cuando el Consejo de Seguridad inicie deliberaciones formales. La decisión final se espera para finales de ese año, con entrada en funciones el 1 de enero de 2027.

La candidatura de Bachelet ha sido recibida como un intento de fortalecer la voz de América Latina en la ONU. También representa una apuesta por el liderazgo femenino en el organismo multilateral más importante del mundo. El camino, no se ve fácil, tampoco imposible.

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