Gianni Dante Bettiga, un estudiante de 23 años originario de Ushuaia, Argentina, firmó en agosto de 2025 un contrato laboral en ruso que, sin su pleno entendimiento, lo comprometió a un servicio militar de tres años en el ejército ruso. Por eso lo enviaron al frente de batalla en Donetsk, Ucrania, el 27 de octubre de 2025, tras solo dos semanas de entrenamiento.
El caso surge de un engaño por parte de reclutadores privados que prometieron empleo no bélico para obtener residencia. Aquello complica su regreso por las frías relaciones diplomáticas entre Buenos Aires y Moscú, agravadas por el apoyo del presidente Javier Milei a Ucrania.
De estudiante a soldado: el giro inesperado en Ekaterimburgo
Gianni Dante Bettiga llegó a Ekaterimburgo, en los Urales rusos, el febrero de 2025, con una visa de estudiante para cursar ruso en la Universidad Estatal de los Urales y, eventualmente, Relaciones Internacionales. Su fascinación por la cultura eslava, manifestada desde la adolescencia en publicaciones sobre arquitectura ortodoxa y folclore, lo impulsó a organizar el viaje solo, tras un breve paso por derecho en La Plata interrumpido por la pandemia.
En el campus, se integró rápidamente, alojándose en residencias universitarias y explorando la ciudad nevada, similar al clima de Ushuaia.Sin embargo, con la visa caducando en agosto, Bettiga enfrentó la urgencia de regularizar su estatus. Dos estudiantes brasileños, conocidos en una salida universitaria, le ofrecieron una salida: inscripción en una empresa privada vinculada al ejército ruso, con un salario mensual de aproximadamente 2.000 dólares y vía rápida a la ciudadanía.
Declaraciones familiares
Según declaraciones de su padre, Juan Bettiga, el joven enfatizó: “No quiero pelear, no sé usar armas”. Los reclutadores aseguraron roles administrativos remotos, sin exposición bélica, y una baja al año. El 25 de agosto de 2025, Bettiga firmó el contrato en ruso, entendiendo solo un 60% del idioma, sin traducción profesional ni revisión de cláusulas. El documento, según copias adjuntas a reclamos familiares, estipulaba un compromiso de tres años, renovable por “necesidades bélicas”, con penalizaciones por deserción.
Semanas después, fue trasladado a una base cerca de Moscú para entrenamiento básico de 14 días, insuficiente para un civil sin experiencia militar. El fines de septiembre, confesó a su madre, Carla Zucchi, la “mala decisión”, ocultada inicialmente por vergüenza.
Entrenamiento exprés y despliegue al frente
Tras el entrenamiento mínimo, Bettiga integró el Batallón 3 del Regimiento 57, una unidad de infantería desplegada en Donetsk, región ucraniana ocupada por Rusia desde avances de 2022. Desde casas abandonadas en zonas periféricas, el grupo se desplaza 10-12 kilómetros diarios hacia la línea de fuego, operando en condiciones de frío extremo y fuego intermitente.
Contactos esporádicos vía WhatsApp, cuando accede a WiFi, revelan rutinas de patrullas, manejo de armamento básico y distracciones con películas bélicas descargadas. El 27 de octubre de 2025, en su último diálogo sostenido, Bettiga ocultó su envío inminente al frente. Horas después, una hora post-mensaje, fue movilizado.
Un mensaje
El 4 de noviembre, un texto retrasado llegó a su padre: “Buen día, pa. Estoy en el frente. Nos enviaron una hora después de ese último mensaje. Quiero volver a la Argentina pase lo que pase. Ya no me interesa este país. Por favor, hagan lo que tengan que hacer para sacarme de acá. Te amo mucho, pa.” En otro intercambio, añadió: “Acá no puedo joder mucho porque a los que quieren irse o demuestran poca voluntad, los tiran al bombo. No veo la hora de pegar la vuelta, pero mientras esté acá tengo que mantenerme fuerte. Papi, no le tengo miedo a morir, porque es un instante y listo, pero sí tengo miedo de perder un brazo, una pierna.
“Intentos de baja, solicitados verbalmente en la base, fueron denegados: “Vos no te podés ir, ya firmaste”, según relatos familiares. Desertar implica riesgos graves, como ejecuciones sumarias documentadas en informes de Amnistía Internacional sobre unidades rusas.
La cruzada familiar y reclamos humanitarios
En Ushuaia, Juan Bettiga, diagnosticado con cáncer de hígado en etapa avanzada, pospuso su quimioterapia para priorizar el rescate de su hijo, donante compatible de sangre. El 25 de octubre de 2025, envió una carta al ministro de Defensa ruso, Andréi Beloúsov, invocando el artículo 51 de la Ley Federal 53-FZ, que permite dispensas por razones humanitarias. Adjuntó su historia clínica, copia del contrato y documentos de Gianni, solicitando: “Ordene la inmediata dispensa de las obligaciones militares que actualmente cumple mi hijo Gianni Dante Bettiga en defensa de la Federación Rusa.
“La misiva, entregada vía Embajada rusa en Buenos Aires, recibió acuse de recibo de la Cancillería rusa, pero sin avances al 7 de noviembre de 2025. La familia contactó la Cancillería argentina, embajadas y políticos locales, pero respuestas son lentas. “Cancillería argentina no me dice nada y la Embajada rusa tampoco. La única certeza es que la Cancillería rusa tomó conocimiento y se la elevaron al Ministerio de Defensa”, declaró Juan Bettiga.
Carla Zucchi, madre, relató a Clarín: “Nada más alejado de la vida militar que mi hijo, que además nunca obedeció una orden”. La familia enfatiza la ingenuidad de Gianni, no negligencia, y evita detalles que comprometan su seguridad. Autoridades rusas alegan que el contrato es con un tercero privado, limitando injerencia estatal, según filtraciones diplomáticas.
Tensiones diplomáticas: el obstáculo Milei-Zelenski
Las relaciones Argentina-Rusia, establecidas en 1885 y con picos de cooperación nuclear en los 2010, se congelaron desde la asunción de Milei en diciembre de 2023. El presidente argentino invitó a Volodímir Zelenski a su ceremonia, lo condecoró con la Orden de la Libertad en junio de 2024 y repudió la invasión rusa como “acto de violencia ilegítimo” en foros como la Cumbre Global por la Paz. En febrero de 2025, Argentina se abstuvo en una resolución ONU contra Rusia, alineándose con Trump, pero el apoyo sostenido a Kiev persiste, con diálogos Milei-Zelenski en agosto de 2025.
El Kremlin describió el vínculo como “congelado” en junio de 2025, pese a un superávit comercial de 19,5 millones de dólares en abril. Esta frialdad complica trámites consulares, como confirmó el embajador ruso Dmitry Feoktistov: “La pelota está de su lado”. La Cancillería argentina mantiene el caso en “seguimiento prioritario”, sin declaraciones oficiales al 7 de noviembre, priorizando la presunción de inocencia y privacidad.
Reclutamiento irregular: un patrón global en el conflicto
El caso de Bettiga no es aislado. Ucrania denunció el 7 de noviembre de 2025 que Rusia recluta irregularmente extranjeros, identificando 1.436 africanos de 36 países en sus filas, muchos engañados con promesas de empleo civil o dinero (2.000 euros mensuales), terminando en “asaltos de carne” en Donetsk y Lugansk. Informes de inteligencia ucraniana estiman 20.000 cubanos reclutados desde 2023 vía redes sociales y oficinas en La Habana, con casos judiciales rusos por retención de salarios.
Amnistía Internacional documentó en julio de 2025 capturas de cientos de africanos y asiáticos por Ucrania, atrapados en limbo: Rusia les otorga pasaportes, disuadiendo reclamos de origen. En Asia Central, 10,5 millones de migrantes en Rusia enfrentan presiones similares. En Latinoamérica, al menos 17 sudafricanos pidieron auxilio en noviembre de 2025 por engaños análogos. (27)
