Un análisis realizado por World Weather Attribution (WWA), un grupo internacional de científicos del Imperial College de Londres, concluyó que el cambio climático multiplicó por 40 la probabilidad de que se produjeran las condiciones meteorológicas extremas. Estas condiciones alimentaron los incendios forestales en la Península Ibérica durante agosto de 2025.
Según el estudio, las temperaturas extremas, la sequía prolongada y los vientos fuertes favorecieron los fuegos en España y Portugal. Estos fenómenos habrían sido altamente improbables en un mundo sin el calentamiento global provocado por la actividad humana. Además, los incendios fueron aproximadamente un 30 % más intensos que los que se habrían registrado en un clima sin alteraciones.
Los datos detrás del análisis
Las conclusiones del informe se basan únicamente en modelos climáticos y registros meteorológicos, descartando otros factores como la intervención humana o decisiones de gestión forestal. El objetivo fue aislar el impacto del calentamiento global sobre las condiciones climáticas.
“Estos incendios son una señal de lo que está por venir”, afirmó Clair Barnes, investigadora del Centro de Política Ambiental del Imperial College. Barnes es coautora del estudio. Además, advirtió que cada fracción de grado adicional en el calentamiento global incrementa la frecuencia e intensidad de olas de calor. Esto a su vez eleva el riesgo de incendios forestales de gran escala.
Veranos más extremos cada 15 años
Históricamente, períodos de 10 días consecutivos con temperaturas extremas, sequías severas y fuertes vientos —como los ocurridos este verano en la Península— solían registrarse una vez cada 500 años. Sin embargo, según el estudio, ahora se espera que sucedan aproximadamente cada 15 años en el contexto actual de cambio climático.
Más de un millón de hectáreas se han quemado en toda Europa durante el verano de 2025. España y Portugal representan cerca del 66 % de esta cifra. Casi 175.000 hectáreas fueron afectadas en solo una semana. En Portugal, las llamas han consumido casi el 3 % de la superficie terrestre, mientras que en España se ha superado en casi cinco veces la media anual de superficie quemada.
Llamado urgente a la acción climática
La doctora Friederike Otto, también del Imperial College, es coautora del informe. Afirmó que la severidad de los incendios no es inevitable:
“Las muertes y los daños son evitables. Todos los niveles de gobierno deben colaborar para adaptarse al cambio climático”. Otto subrayó que la única solución a largo plazo es reducir radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero, eliminando progresivamente el uso de petróleo, gas y carbón.
El informe también alerta sobre los costos sociales y económicos de los incendios forestales. Estos van desde desplazamientos forzados, pérdidas agrícolas y destrucción de ecosistemas, hasta el colapso de infraestructuras en áreas afectadas.
España y Portugal, en la primera línea del riesgo climático
España y Portugal son especialmente vulnerables al cambio climático debido a su clima mediterráneo. Este clima está caracterizado por veranos secos y calurosos, lo que favorece la propagación rápida del fuego y la dificultad de controlarlo. Además, la intensificación de las olas de calor y la reducción de las precipitaciones durante el invierno han provocado una acumulación de vegetación seca, altamente inflamable.
El estudio de WWA se enmarca en una serie de investigaciones recientes que analizan eventos extremos vinculados al calentamiento global. La organización ha evaluado eventos similares en otras regiones, como los incendios de Australia (2019-2020) y Canadá (2023), donde también se hallaron conexiones directas con el cambio climático antropogénico.
Conclusión: la ciencia exige medidas inmediatas
El informe del Imperial College de Londres es un nuevo llamado de alerta. Esto sobre la urgencia de actuar frente al cambio climático. La frecuencia y severidad de los incendios forestales en España y Portugal podrían continuar aumentando. Esto sucederá si no se reducen las emisiones globales y no se implementan políticas de adaptación climática eficaces.
La comunidad científica insiste en que los gobiernos deben tomar medidas proactivas para reducir riesgos. Estas incluyen reforestación, manejo forestal sostenible y mejoras en los sistemas de alerta temprana. La tendencia actual sugiere que sin cambios estructurales, los incendios extremos dejarán de ser excepcionales. Estos se convertirán en recurrentes.