La pesca artesanal, a menudo subestimada e invisibilizada, desempeña un papel fundamental y multidimensional en el desarrollo sostenible, con contribuciones cruciales a la nutrición y la seguridad alimentaria a nivel global. El concepto de “contribuciones multidimensionales” resalta que la pesca artesanal va más allá de la mera producción y comercio de alimentos, abarcando aspectos sociales, ecológicos y culturales de las comunidades costeras.
Un estudio reciente en Nature y otros análisis estiman que la pesca artesanal representa al menos el 40% de las capturas pesqueras globales (aproximadamente 37.3 millones de toneladas anuales), es realizada por el 90% de las personas dedicadas a la pesca a nivel mundial, y genera el 44% del valor económico total del pescado desembarcado.
Estas contribuciones se manifiestan en diversas dimensiones: seguridad alimentaria y nutricional; erradicación de la pobreza y medios de vida; igualdad de género y empoderamiento de la mujer; gobernanza y tenencia de los recursos; y conservación marina y gestión ambiental. La pesca artesanal es mucho más importante que la industrial como fuente directa de alimentación para las personas.
La contribución para la alimentación de las comunidades
A nivel mundial, proporciona el 20% de la ingesta dietética de seis micronutrientes esenciales —calcio, hierro, selenio, zinc, vitamina A y ácidos grasos omega-3— para hasta 2.300 millones de personas que viven cerca de costas o grandes cuerpos de agua dulce. Esto significa que, aproximadamente, una de cada cuatro personas depende de la pesca artesanal para una porción significativa de sus necesidades nutricionales.
Específicamente, este sector puede aportar hasta el 50% de los ácidos grasos omega-3, el 28% del selenio, más del 10% de calcio y zinc, el 9% de hierro y el 3% de vitamina A. Las poblaciones más beneficiadas por estas contribuciones son las de África, Asia y Oceanía, tanto en sistemas marinos como continentales.
A diferencia de la pesca industrial, donde un 38% de las capturas se destina a fines no alimentarios (como harina de pescado para cosméticos o alimentos para mascotas), la investigación de Xavier Basurto muestra que, en los países analizados, un promedio del 79% de la captura artesanal se destina al uso doméstico, satisfaciendo directamente las necesidades nutricionales locales. La pesca artesanal se enfoca en especies pelágicas pequeñas, altamente nutritivas y asequibles, como sardinas, arenques y anchoas.
La pesca artesanal y el rol de los gobiernos
A pesar de su magnitud y rol crucial, la pesca artesanal es frecuentemente ignorada por gobiernos, científicos y organizaciones. Esta invisibilidad se debe en parte a que la ciencia pesquera occidental se ha centrado históricamente en la pesca industrial, lo que ha desviado los recursos y la atención política hacia este sector. Además, los pescadores artesanales a menudo carecen de una organización formal, lo que dificulta la recopilación de datos y la comunicación con las autoridades.
Esta falta de reconocimiento tiene consecuencias severas, como la exclusión de programas de protección social, adaptación climática y salud pública, exacerbando la vulnerabilidad ante crisis económicas, sociales y ambientales. La visión predominante que valora la pesca únicamente en términos de volumen de captura y dinero contribuye a ignorar sus vitales aportes sociales y nutricionales.
La paradoja de la invisibilidad y las amenazas en Ecuador
Paradójicamente, en regiones donde la pesca artesanal es esencial para la alimentación, persisten altos niveles de desnutrición (por ejemplo, 384.5 millones en Asia y 298.4 millones en África en 2023). Esto se explica por factores como preferencias dietéticas, el manejo inadecuado del pescado tras la captura (falta de hielo) y costumbres alimentarias que no aprovechan todos los nutrientes (como el consumo de solo el filete en lugar de la cabeza).
En Ecuador, la pesca artesanal enfrenta desafíos significativos que impactan directamente en la seguridad alimentaria de sus comunidades. Los pescadores son víctimas de piratas que los roban y extorsionan, afectando su capacidad de trabajo y sus ganancias.
Estos robos de motores de lanchas están vinculados al narcotráfico, que utiliza las embarcaciones para transportar droga, cooptando incluso a algunos pescadores. Esta situación genera una compleja problemática de marginalización y pobreza, con ingresos mensuales promedio de solo entre USD 100 y USD 300.
Además, la pesca indiscriminada por parte de barcos industriales que incursionan en las zonas exclusivas de la pesca artesanal (8 millas náuticas desde la costa), y la sobrepesca de especies pelágicas pequeñas antes de alcanzar la madurez sexual, resultan en menos peces disponibles para los pescadores artesanales. Esto socava directamente la disponibilidad de alimentos y el sustento de miles de familias.
El rol crucial de la mujer y las propuestas de mejora
Las mujeres son esenciales en la cadena de valor de la pesca artesanal, especialmente en las actividades de poscaptura como la limpieza, el procesamiento, el empaquetado y la comercialización del pescado. A nivel mundial, aproximadamente 21 millones de mujeres están empleadas comercialmente en la pesca artesanal, representando el 90% del empleo femenino total en el sector pesquero. Si se incluyen las actividades informales o no remuneradas, el total de mujeres involucradas asciende a 44.7 millones.
En Ecuador, específicamente en las plantas procesadoras de atún de Manta, Montecristi y Jaramijó, más de 12.000 mujeres (el 60% de los empleos directos) realizan el delicado trabajo de limpiar los lomos de atún con una precisión superior a la de los hombres, minimizando el desperdicio y aumentando la rentabilidad de la industria atunera. Esta habilidad, transmitida de madres a hijas, contribuye significativamente a la industria de exportación de atún de Ecuador, que generó 1.600 millones de dólares en 2024. Sin embargo, a pesar de este rol vital, su trabajo sigue siendo invisible en estadísticas y programas de seguridad social, lo que las hace vulnerables a la desigualdad.
Cómo potenciar el sector
Para potenciar las contribuciones multidimensionales de la pesca artesanal a la nutrición y la seguridad alimentaria, se requieren acciones específicas. Es crucial mejorar la recopilación de datos a nivel global y regional para visibilizar sus aportes reales, justificando así el apoyo político y económico.
También es necesario implementar políticas pesqueras sensibles a la nutrición para abordar las deficiencias de micronutrientes, priorizando el suministro sostenible de peces para las poblaciones más vulnerables. Fomentar la formación en el manejo adecuado del pescado post-captura (por ejemplo, el uso de hielo) para preservar su valor nutricional y evitar pérdidas es fundamental.
Además, se deben establecer incentivos y políticas nacionales que aseguren que una proporción adecuada de la captura de peces pelágicos pequeños se destine a los mercados locales para el consumo humano directo. Finalmente, es vital expandir y vigilar las áreas de acceso preferencial para los pescadores artesanales, asegurando su derecho a pescar en zonas productivas y protegiéndolos de la competencia industrial. (10).