La mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea aprobaron este lunes la prohibición de importar gas natural ruso al bloque a partir de finales de 2027. Esto ocurrió durante una reunión de los ministros de Energía en Luxemburgo. La medida, impulsada por la Comisión Europea, busca cortar una importante fuente de financiación de la guerra en Ucrania y avanzar hacia la independencia energética del continente.
Una decisión estratégica en medio de la guerra en Ucrania
Con esta resolución, la Unión Europea (UE) responde a una demanda prolongada de Washington y Kiev. Desde 2022 piden terminar con el flujo de recursos hacia Moscú derivados de la compra de gas. El embargo deberá ser negociado ahora con el Parlamento Europeo, y se espera su adopción definitiva antes de 2026, según informó Dinamarca. Este país ejerce la presidencia rotatoria del bloque.
Los países Eslovaquia y Hungría, altamente dependientes del gas ruso y sin acceso al mar, expresaron su oposición. Sin embargo, quedaron en minoría frente a la posición mayoritaria de los Estados miembros.
De la dependencia al veto: el giro energético europeo
Desde la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, la UE ha intentado reducir de manera progresiva su dependencia de los hidrocarburos rusos. Aunque el bloque logró frenar casi por completo las importaciones de petróleo, el gas natural continúa representando una parte significativa del suministro.
En 2024, las importaciones de gas procedente de Rusia representaron el 19% del total de la UE, frente al 45% registrado en 2021, según datos oficiales. Para acelerar la transición, la Comisión Europea propuso en mayo eliminar completamente la compra de gas ruso antes de finales de 2027. También se propuso avanzar la fecha a 2026 en el caso del gas natural licuado (GNL).
Próximos pasos y debate parlamentario
Aunque la nueva medida no figuraba en la agenda inicial de la reunión ministerial, la voluntad política de avanzar en esta dirección fue clara. En el Parlamento Europeo, las comisiones de Industria y Comercio ya aprobaron un texto. Este plantea prohibir todas las importaciones de gas ruso desde el 1 de enero de 2026, con excepciones limitadas para países altamente dependientes.
De concretarse el veto, la Unión Europea marcaría un hito energético al cortar una de sus principales fuentes de dependencia externa. Al mismo tiempo, refuerza su política de seguridad y sostenibilidad en el contexto geopolítico global.
