El almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de EE.UU., confirmó que el grupo de ataque del portaaviones más grande del Pentágono inició operaciones en el área bajo su jurisdicción.
De acuerdo con el comunicado oficial publicado en el portal del organismo militar, las maniobras buscan reforzar la respuesta estadounidense ante organizaciones criminales transnacionales y otras amenazas consideradas desestabilizadoras en el hemisferio.
“Estamos listos para combatir las amenazas transnacionales que buscan desestabilizar nuestra región”, afirmó Holsey, remarcando el compromiso de Washington con la seguridad regional.
Este movimiento coincide con un momento de creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela, marcado por acusaciones mutuas, presiones diplomáticas y un incremento de la presencia militar estadounidense en territorios cercanos.
La entrada del Gerald R. Ford añade un elemento de peso al escenario geopolítico, ya que se trata de una de las embarcaciones militares más imponentes del mundo.
El despliegue fue activado tras órdenes del secretario de Defensa Pete Hegseth, quien dirige además el grupo de ataque del portaaviones.
Este operativo responde a una instrucción directa del presidente Donald Trump, quien ha impulsado una política destinada a desmantelar redes criminales transnacionales y contrarrestar a actores considerados como narcoterroristas, a fin de proteger el territorio estadounidense y sus intereses estratégicos.
Operación “Southern Spear” y coordinación regional
El USS Gerald R. Ford se unirá a la Unidad Expedicionaria 22, desplegada a bordo del buque USS Iwo Jima, como parte de la operación militar “Southern Spear” (“Lanza del Sur”). Esta misión está relacionada con los esfuerzos de Washington contra el narcotráfico originado en Latinoamérica, una prioridad de seguridad nacional para el Gobierno estadounidense.
Holsey indicó que “el despliegue del equipo de ataque del USS Gerald R. Ford representa un paso crítico para reforzar la seguridad del hemisferio occidental y del territorio americano”. La presencia de este portaaviones no solo demuestra capacidad militar, sino también el interés geopolítico de Washington en mantener control sobre rutas marítimas y zonas de influencia que considera vulnerables a actividades ilícitas.
La operación naval se desarrollará en conjunto con fuerzas aliadas. El ministro de Asuntos Exteriores de Trinidad y Tobago, Sean Sobers, confirmó que unidades de la Marina de Guerra de EE.UU. arribarían este domingo al territorio caribeño para continuar ejercicios militares con la Fuerza de Defensa Trinitense. Esta cooperación ocurre luego de que, días atrás, el destructor USS Gravely, equipado con misiles guiados, atracara en Puerto España, lo que intensificó las tensiones entre Venezuela y Trinidad.
En las últimas semanas, EE.UU. ha reportado la destrucción de más de una decena de embarcaciones en aguas del Caribe y del Pacífico oriental, presuntamente vinculadas al narcotráfico. En varios de estos operativos, la mayoría de los tripulantes falleció durante los enfrentamientos. Estos incidentes forman parte de una estrategia de contención regional frente a redes criminales que utilizan rutas marítimas para el tráfico de drogas y armas.
El portaaviones más grande y avanzado del mundo
El USS Gerald R. Ford es considerado por la Marina de Estados Unidos como la “plataforma de combate más capaz, versátil y letal del mundo”. Con más de 335 metros de largo, el navío funciona mediante energía nuclear y puede operar de forma ininterrumpida durante largos periodos gracias a sus reactores nucleares avanzados.
La embarcación tiene capacidad para 4.500 tripulantes y puede transportar hasta 70 aviones, incluidos cazas, aeronaves de guerra electrónica y helicópteros. Su equipamiento incluye un sistema electromagnético de lanzamiento de aeronaves, tecnología de punta que reemplaza a las tradicionales catapultas de vapor y permite despegues más rápidos, eficientes y con menor desgaste estructural.
Además, está equipado con radares avanzados y un conjunto de sistemas defensivos que incrementan su capacidad de respuesta ante amenazas aéreas, marítimas y submarinas.
El USS Gerald R. Ford superó los ensayos y demostró su capacidad para operar bajo condiciones extremas, incluso tras impactos significativos.
Tensiones crecientes y un escenario geopolítico en transformación
El incremento de la presencia militar estadounidense en el Caribe coincide con un periodo de tensiones diplomáticas y estratégicas con Venezuela. El Gobierno venezolano ha rechazado en repetidas ocasiones operaciones militares estadounidenses en la región, calificándolas como provocaciones e intentos de presión política. Aunque Washington sostiene que sus misiones buscan combatir delitos transnacionales, Caracas argumenta que estas acciones amenazan la estabilidad regional.
Por su parte, la relación entre Venezuela y Trinidad y Tobago también ha experimentado tensiones recientes. La llegada del USS Gravely a Puerto España generó preocupación en Caracas, que interpretó el movimiento como parte de una escalada de presión estadounidense con apoyo de gobiernos caribeños.
Para expertos en seguridad, el despliegue del Gerald R. Ford refuerza la capacidad de reacción de Washington ante escenarios de riesgo, pero también intensifica la vigilancia diplomática de actores regionales.
Una estrategia de amplio alcance
El Comando Sur mantiene operaciones constantes para monitorear movimientos ilícitos, coordinar ejercicios con aliados y reforzar la vigilancia en corredores marítimos vulnerables.
La llegada del USS Gerald R. Ford añade un componente de alta capacidad militar que refuerza la dimensión estratégica del operativo.
