Beck Weathers logró sobrevivir tras quedar en coma en el Everest

Beck Weathers logró sobrevivir tras quedar en coma en el Everest


Beck Weathers, alpinista estadounidense, desafió lo imposible al sobrevivir una noche a -40 °C en el Monte Everest durante la trágica tormenta del 10 de mayo de 1996. Tras este hecho, muchos lop creyeron muerto e incluso sus familiares. Tras quedar ciego por la altitud y sepultado por vientos de más de 70 km/h, Weathers emergió caminando por su cuenta hasta el campamento base. Ese acto marcó la historia del montañismo.

Su equipo había informado a su esposa, Peach, que no había sobrevivido, pero su regreso convirtió su caso en un símbolo de resistencia humana. El desastre de 1996, uno de los más mortíferos en el Everest, cobró la vida de ocho alpinistas, incluidos guías experimentados como Rob Hall y Scott Fischer. Beck Weathers, entonces un patólogo de 49 años, formaba parte de una expedición comercial liderada por Adventure Consultants.

Historia de Beck Weathers llegó al cine

Atrapado a más de 8 mil metros en la zona conocida como “zona de la muerte”, enfrentó ráfagas que cortaban como cuchillas de hielo. También padeció una ceguera temporal causada por la queratitis por la altitud. Abandonado tras colapsar en la nieve, su cuerpo quedó congelado, perdiendo parte de su nariz, manos y pies debido a la necrosis por congelación.

Horas después, en un acto descrito como milagroso, Weathers se levantó y caminó hasta el campamento base, donde fue encontrado en estado crítico pero vivo. Su supervivencia, contra todo pronóstico, requirió múltiples cirugías reconstructivas y amputaciones parciales. Su historia quedó plasmada en su libro Left for Dead: My Journey Home from Everest, donde detalla los momentos de lucha y su posterior reconstrucción personal.

Es un ícono de la tenacidad humana

Su historia se plasmó en la película Everest (2015), con Josh Brolin interpretándolo. El desastre de 1996, documentado en libros como Into Thin Air de Jon Krakauer, expuso los riesgos de la comercialización del Everest. Allí la masificación de expediciones aumentó los peligros en la montaña más alta del mundo (8,848 metros).

Neck Weathers, quien buscaba en el ascenso un sentido de propósito personal, se convirtió en un ícono de la tenacidad humana. Su caso subraya los límites físicos y mentales que los alpinistas enfrentan en entornos extremos, donde la hipotermia y la falta de oxígeno son amenazas constantes.

Hoy, a casi tres décadas del suceso, la historia de Weathers sigue inspirando a montañistas y es recordada en foros especializados como un testimonio de supervivencia. La tragedia de 1996 marcó un punto de inflexión en la seguridad de las expediciones al Everest, impulsando regulaciones más estrictas para las ascensiones comerciales. 

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