La escritora chilena Isabel Allende visitó Buenos Aires para presentar su más reciente obra, Mi nombre es Emilia del Valle, ante un auditorio de 700 personas que agotaron las entradas en apenas cinco minutos. Allende habló de su carrera, su proceso creativo y el papel de las mujeres en su literatura.
Reconocida este año por la lista Forbes 50 Over 50 y por la revista TIME como una de las Líderes Latinas 2025, Allende reafirmó su mensaje sobre la reinvención personal a cualquier edad. “La edad del calendario no debe ser una razón para limitarnos”, expresó, al recordar que escribió su primera novela a los 40 años y que actualmente, a los 83, trabaja en su libro número 31.
Las memorias detrás de las cartas de Isabel Allende
Allende adelantó que se encuentra escribiendo sus memorias, un proyecto basado en las más de 24.000 cartas que intercambió con su madre durante décadas. “Es mucho más difícil que una novela —reconoció— porque hay que quedarse con la verdad”.
Consultada sobre cuál fue la verdad más difícil de enfrentar, la autora confesó: “Mientras más examino mi pasado, menos perfecta me parece mi vida y más son las cosas de las cuales me arrepiento, especialmente de aquellas ocasiones en que otras personas sufrieron por mi culpa”.
Estas revelaciones personales reflejan la mirada introspectiva con la que Allende ha construido gran parte de su obra, donde la memoria y la pérdida tienen un papel central. Uno de los ejemplos más significativos fue Paula (1994), escrito tras la muerte de su hija.
Mujeres fuertes como motor literario
Uno de los momentos más destacados del evento fue cuando Allende habló sobre los personajes femeninos que protagonizan sus historias. “Yo no conozco ninguna mujer débil”, afirmó ante el público. “Cuando me preguntan de dónde salen, pienso: ellas están en todos lados. En mi fundación veo a diario a mujeres que, en los momentos más difíciles, sostienen la vida sin gloria ni dinero. Ellas inspiran mis libros”.
A lo largo de su carrera, la autora ha vendido más de 65 millones de ejemplares en más de 42 idiomas, y se ha convertido en una de las escritoras más leídas del mundo. Su enfoque en la resiliencia femenina y su compromiso con causas sociales la han consolidado como una voz referente del feminismo literario latinoamericano.
Trayectoria y reconocimiento internacional
Desde su debut en 1982 con La casa de los espíritus, obra que la catapultó a la fama mundial, Allende ha publicado novelas que combinan el realismo mágico con la historia personal y política de América Latina. En 2010 recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile, y es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.
Actualmente reside en San Rafael, California, desde 1988, aunque ha manifestado su preocupación por la situación política en Estados Unidos, afirmando recientemente que no desea “vivir en una dictadura”. A pesar de ello, mantiene una rutina estricta que incluye levantarse todos los días a las 5:30 de la mañana para escribir.
“Allí encuentro mi energía”, ha explicado. “No me alcanzan las horas para todo lo que tengo que hacer: investigar, estudiar, escribir, revisar”.
El proceso detrás de su escritura
Allende reconoció el apoyo de Carmen Balcells, su primera agente literaria y figura clave del boom latinoamericano, a quien atribuye la publicación de sus obras iniciales. Desde hace una década trabaja con Johanna Castillo, su actual representante. “Ellas tomaron las decisiones comerciales y yo me limité a hacerles caso, porque lo mío es escribir y lo de ellas es vender los libros”, comentó.
También destacó la colaboración con su hermano, profesor jubilado de Ciencias Políticas, quien la asesora en la documentación histórica de sus novelas. “Es fantástico”, afirmó. “Me envía información valiosa que me ayuda a construir mis historias con rigor”.
La verdad detrás de Paula
Entre las preguntas más sensibles, Allende recordó el proceso de escritura de Paula, una de sus obras más personales. Relató que comenzó el libro tras la muerte de su hija, el 6 de diciembre de 1992, utilizando 160 cartas que había enviado a su madre durante ese periodo. “Fue muy difícil de escribir porque era como reconstruir día a día lo sucedido”, explicó.
La escritora también señaló que la causa de muerte de su hija no fue la porfiria, como se informó inicialmente, sino “negligencia médica” que le provocó un daño cerebral severo. El libro, publicado en 1994, se convirtió en uno de los títulos más leídos de su carrera y consolidó su lugar en la literatura universal.
A los 83 años, Isabel Allende continúa escribiendo, publicando y reflexionando sobre la vida con la misma disciplina que la llevó a ser una de las autoras más influyentes del mundo hispano. Su mensaje en Buenos Aires fue claro: la edad no limita la creatividad ni la reinvención personal. (10).
