Al menos 40 migrantes, entre ellos mujeres, niños y varios bebés, perdieron la vida en el naufragio de una embarcación precaria frente a las costas de Mahdia, en el este de Túnez. La tragedia ocurrió cuando alrededor de 70 personas, originarias principalmente de países subsaharianos, intentaban cruzar el Mediterráneo. La idea era llegar a Europa en busca de mejores oportunidades económicas y huida de conflictos.
La Guardia Costera tunecina rescató a 30 sobrevivientes, según confirmó el portavoz del Tribunal de Primera Instancia de Mahdia, Walid Charbi. La agencia oficial tunecina TAP reportó el incidente poco después de las primeras horas de la madrugada. Unidades navales locales detectaron la embarcación en apuros cerca de la localidad de Salakta, en la gobernación de Mahdia.
Túnez punto clave de salida junto a Libia
Los migrantes, quienes partieron presumiblemente desde puntos cercanos en la costa oriental, enfrentaron condiciones marítimas adversas que provocaron el hundimiento. Autoridades judiciales indicaron que la investigación preliminar apunta a sobrecarga y falta de equipo de seguridad como posibles causas. Sin embargo, no se han revelado detalles adicionales.
Este naufragio eleva el saldo de víctimas en la ruta migratoria del Mediterráneo central, considerada una de las más letales del mundo. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde 2014 han fallecido o desaparecido 32.803 personas en esta travesía. Con los años, Túnez ha emergido como punto clave de salida junto a Libia.
Ruta principal para migrantes subsaharianos
En lo que va de 2025, hasta el 14 de octubre, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) registró 985 muertes o desapariciones en el Mediterráneo central. También se ha reportado 3.947 llegadas a costas italianas procedentes de Túnez. Este país, ubicado a solo 150 kilómetros de la isla italiana de Lampedusa, se ha consolidado como ruta principal para migrantes subsaharianos que huyen de la pobreza, la inestabilidad política y la violencia.
En abril de 2025, las fuerzas de seguridad tunecinas desmantelaron campamentos informales en la gobernación de Sfax, donde residían más de 3.000 personas, mayoritariamente de África. Estas operaciones, parte de esfuerzos para controlar flujos irregulares, incluyeron expulsiones a zonas fronterizas desérticas, según informes de organizaciones internacionales.
Patrullas marítimas intensificadas
El acuerdo de 2023 entre Túnez y la Unión Europea, que proporciona apoyo financiero a cambio de mayor control migratorio, ha reducido las salidas en un 50%. Esto en comparación con años previos, de acuerdo con datos de ACNUR. Sin embargo, persisten desafíos: las autoridades tunecinas promueven retornos voluntarios y patrullas marítimas intensificadas, pero las redes de tráfico de personas continúan operando.
Expertos en migración destacan la necesidad de vías legales seguras para evitar estas tragedias recurrentes. Los sobrevivientes recibieron atención médica en centros de Mahdia y están bajo custodia de las autoridades para procesos de identificación y posible repatriación. Organizaciones como la Cruz Roja Internacional y Médicos Sin Fronteras han ofrecido apoyo logístico. Por otra parte, la comunidad internacional urge mayor cooperación en rescates marítimos.
